ISLANDIA EN LA MOCHILA

 

    Sin duda alguna Islandia está en el podium de los lugares más chulos que he visitado. Estando allí me di cuenta de que, en su momento, Islandia estuvo en mi mochila, concretamente, en el libro conocimiento del medio.   

Es asombroso la cantidad de cosas impresionantes que puedes ver en este país. Empezando por sus semáforos con corazones y su pueblo donde vise Papá Nöel y siempre es Navidad.

 Si te gustan las cascadas allí te vas a aburrir de verlas. Literal. Recuerdo que el primer día íbamos fijándonos en tooodas las cascadas: "mira qué cascada más grande”, “vamos a acercarnos a ver aquella de allí”, “mira la derecha que está parece enorme”… a la décima cascada que pasamos ya nadie decía nada y decidimos que pararíamos solo en aquellas que llevábamos señaladas para ver.

Si eres de los que te pirran las cataratas más que las cascadas también vas a estar servido. Es hipnótico ver tal cantidad de agua en movimiento y escucharla.

¿Te va más el agua congelada? Puedes darte un paseo por uno de sus glaciares pero no tardes mucho en ir por qué algo que me impresionó fue ver, in situ, cómo se iban cayendo y despegando los trozos de hielo y no estoy hablando de trozos del tamaño de cubitos, evidentemente, si no del tamaño de rocas enormes.

Si, por el contrario, prefieres tierra puedes pasar un día entero o dos en las montañas de Landmalugar, conocidas como las montañas de colores.

¿Prefieres fuego? Tranqui, podrás desquitarte viendo volcanes 

(afortunadamente no están en erupción) 

Y, por supuesto, el geiser.

Además de que estando allí te vas dando cuenta de pequeñas curiosidades como que hay más ovejas que personas y siempre están de tres en tres o que no hay árboles.